Las tropas norteamericanas empezaron a desplegarse en puntos estratégicos de Puerto Príncipe afín de garantizar la distribución de la ayuda humanitaria a una población desesperada. Al mismo tiempo, el Consejo de seguridad de la ONU aprobó el martes el envío de 3.500 efectivos adicionales con la doble meta de mantener el orden y proteger el reparto de ayuda humanitaria contra los saqueos.
Desde que el sismo devastó el martes pasado al país más pobre del continente causando al menos 75.000 muertos -- ultimo balance oficial--, la comunidad internacional comenzó a enviar ayuda, pero su distribución ha sido caótica por la falta de seguridad.
Por unanimidad, el Consejo de seguridad adoptó una resolución que constata "las dramáticas circunstancias y urgente necesidad de una respuesta", y avala el pedido del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, de enviar más tropas.
El representante de Francia en la ONU, Gerard Araud, explicó que la tarea principal de los cascos azules "será escoltar todos los convoys para que la ayuda humanitaria llegue lo antes posible y garantizar la seguridad en los puntos de llegada donde se distribuye".
Araud admitió que "los saqueos están sucediendo" pero aclaró que "no a gran escala y en todo el país". "Los saqueos ya existían en el país antes del sismo", comentó el diplomático.
Por ejemplo, la distribución de ayuda no alimentaria por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) tuvo que ser interrumpida por el "ambiente tenso" que reinaba en el barrio de Puerto Príncipe donde trabajaba el equipo encargado de esta operación
El nuevo despliegue militar de la ONU en la isla caribeña, donde también acudieron Marines de Estados Unidos, permitirá en particular abrir un corredor humanitario entre Puerto Príncipe y República Dominicana, y otro entre el norte del país y la capital, donde el puerto también fue dañado por la catástrofe.
Paralelamente, 20 helicópteros Black Hawk aterrizaron en las inmediaciones del destruido palacio presidencial de Haití. Simultáneamente, los primeros Marines desembarcaron a unos 16 km al suroeste de la capital haitiana. Estos efectivos se unirán a los cascos azules de Sri Lanka en las ciudades de Léogâne, Grand-Goâve y Petit Goâve.
Unos 2.000 marines y 1.000 soldados rasos de Estados Unidos distribuyeron 14.000 bolsas de comida y 15.000 litros de agua en el noreste de la capital de Haití.
Aun cuando las posibilidades de ubicar gente con vida entre los escombros disminuyen con el tiempo, la ONU confirmó que unas 90 personas han sido rescatadas vivas en Puerto Príncipe desde el pasado martes.
Todavía tenemos esperanza de encontrar a supervivientes", declaró en Ginebra la portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), Elisabeth Byrs.
Entretanto, los heridos siguen llegando en masa a los abarrotados centros médicos, donde las amputaciones son el pan de cada día. En un hospital en ruinas de Puerto Príncipe, un cirujano francés, Jacques Lorblances, asegura que él y sus colegan han operado a 30 personas desde el sábado. Veintiocho sufrieron amputaciones.
Sobre el terreno, la emergencia está ahora en evitar una catástrofe sanitaria: sin acceso al agua potable, a los sanitarios, los riesgos de epidemia aumentan cada instante.
Al menos 70.000 cadáveres fueron enterrados en fosas comunes, pero las fuerzas norteamericanas calculan que el número de muertos podría llegar a 200.000. El terremoto dejó también al menos 250.000 heridos y 1,5 millón de personas sin vivienda. El gobierno haitiano actualizó el martes la cifra de víctimas. Según la Dirección de protección civil de Haití, 75.000 personas murieron en el sismo.
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