27 oct 2009

Hugo Yasky defiende y explica loa gestión de Milagro Sala




“¿Le parece que Elisa Carrió, Gerardo Morales o María Eugenia Estenssoro creen de verdad que hay piqueteros armados?” La respuesta llega instantánea: “¡Nooo..! ¡Todos saben que no es cierto!”, dice del otro lado del teléfono Hugo Yasky. El titular de la Central de Trabajadores Argentinos habló con Página/12 desde Jujuy, donde viajó para respaldar a la Organización Barrial Tupac Amaru. Frente al edificio de la Legislatura provincial, contó el dirigente, movimientos sociales y gremios hicieron un acto con la organización de desocupados de Milagro Sala.

–¿Qué opina entonces de las acusaciones?–


Es obvio que son de una falsedad absoluta. Pero aparte de esto, es el discurso típico de los sectores que expresan un pensamiento ultraconservador, es lo mismo que vemos que ocurre en Bolivia, en Ecuador y Honduras... Estoy convencido de que no creen semejante cosa. Hablar de milicias, como hicieron en relación a Jujuy, ninguno de ellos cree que esto sea cierto.


–¿Para qué cree que lo dicen?


–Para instalar un clima de vértigo en los sectores de clase media. Buscan demonizar a las organizaciones y abrirle el paso a lo que viene después, que es el pedido de mayor mano dura. Están planteando que el gran problema de la Argentina es la inseguridad, y ahora lo trasladan incluso a las organizaciones sociales.


–La Tupac Amaru integra la CTA..


.–La Tupac es una organización reconocida fuera de la Argentina como una de las más desarrolladas organizativamente. Ha construido dos escuelas, cuatro fábricas, un barrio de 3800 viviendas, el primer centro de salud de los movimientos populares que cuenta con un tomógrafo. Es una infamia decir que en la Tupac Amaru hacen prácticas de tiro y toda la literatura de ciencia ficción que se estuvo vendiendo en estos días: sobre eso nosotros vamos a tomar acciones legales para no dejar impune semejante aberración.


–Otra de las acusaciones dice “son organizaciones financiadas por el Gobierno”, refiriéndose a los fondos que reciben, por ejemplo, para construir viviendas.


–En realidad, cuando el Estado subsidia a los grupos empresarios no hacen cuestionamientos, y la relación de lo que reciben los grupos económicos versus los movimientos sociales es de 3 a 1. Lo que este discurso conlleva es un ataque al concepto de la asignación de recursos del Estado con fines distributivos. Es decir, en el fondo, es la misma crítica que hacen en Venezuela los sectores de la burguesía, la misma crítica que le hacen en Bolivia a Evo Morales y en Ecuador a Rafael Correa. Pero lo que sucede en la realidad es lo contrario, porque el clientelismo existe en la medida en que las organizaciones sociales no se desarrollan. Si las organizaciones crecen, con conciencia y autonomía, con contenido político que les den un marco a sus prácticas, el clientelismo desaparece.


–¿Cuál cree que deber ser la respuesta de los movimientos cuando aparece este tipo de acusaciones que los señalan como violentos?


–Fundamentalmente, tratar de no quedar aislados, contrarrestar estos intentos de demonizarlos. Mostrar la burda asimetría en las reacciones, porque ellos (por Carrió y Morales) se mostraron embargados por una emoción republicana cuando la clase alta rural, la Mesa de Enlace y compañía, hicieron cortes y propiciaron el desabastecimiento; eso les provocaba emoción y para ellos era como un canto a la libertad. Y ahora tratan a los movimientos sociales con un desprecio y un contenido de clase... con odio de clase, ¿no? Entonces, lo que hay que hacer es confrontarlos con la verdad.


–¿Cómo fue el acto frente a la Legislatura?


–Muy masivo, participaron jóvenes, gran cantidad de familias, que son las que forman este conglomerado de organizaciones de la Tupac. Hubo apoyo y solidaridad de distintos sectores, del arco de la CTA; hubo también muchos estudiantes. Para mí, la mejor respuesta es ratificar que nuestra voluntad es seguir construyendo movilización. Que hayan venido tantos jóvenes y estudiantes al acto es bueno, porque habla de que no va a ser fácil para ellos armar ese especie de guetto social en el que quieren meter al sector más castigado de la sociedad.

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