1 abr 2010

Malvinas: segunda y última parte: ¿Por qué “Chile apoyó a los ingleses”?



Chile y la Argentina tienen una frontera de 5000 km, que es la tercera más extensa del mundo. Pero los trámites aduaneros para cruzar de un país a otro, son fatigosos de ambos lados (pueden durar 10 horas), como si la cordillera no fuera “con” sino “contra el vecino”. >

Y cuando se habla de Chile y Argentina debe recordarse que, durante la Navidad de 1978, argentinos y chilenos, ambos bajo sangrientas dictaduras militares, marcharon hacia la cordillera decididos a aniquilarse mutuamente en los páramos helados de finis terrae.

Y cuando se piensa en lo sucedido cuatro años más tarde, en Malvinas, ése es un dato que en los dos países debería tenerse en cuenta...

En Punta Arenas me dirigí también al Instituto de la Patagonia de la Universidad de Magallanes, y mantuve entrevistas con varios docentes, guiado siempre por el pensamiento del profesor Mateo Martinic Beros, uno de los historiadores más prestigiosos de Chile.

Estas fueron algunas de sus declaraciones, suscriptas luego por varios profesores de la casa de altos estudios:

-“Argentinos y chilenos somos hermanos siameses. Juntos liberamos al Perú, algo sin parangón en la historia americana”.

-“En 1978 estuvimos a punto de ir a la guerra. En 1982 aún se vivían las consecuencias de aquella lamentable confrontación. Y escuchábamos preocupados lo que decían varios militares argentinos: que primero derrotarían a los ingleses y que luego ‘arreglarían cuentas’ con Chile”.

-“En cuanto al helicóptero inglés que cayó en esta zona, yo le aseguro que el pueblo chileno, nosotros, nunca supimos demasiado al respecto ni, menos aún, estuvimos involucrados en eso”.

-“Para los chilenos, las Malvinas fueron, son y serán argentinas”.

(Coincidieron, en diciembre de 2009, con estas declaraciones del profesor Martinic, varios dirigentes sindicales chilenos, entrevistados por quien escribe en Puerto Natales, a 247 km de Punta Arenas).

En Puerto Williams (Isla Navarino, Chile, frente a Puerto Harberton, Argentina), el gobernador de la Provincia Antártica Chilena, Eduardo Barros González, me dijo lo siguiente:

“Deberíamos recordar, ambos países, que durante las dictaduras, los militares argentinos y chilenos tenían diferencias en temas como Malvinas o el Beagle.

Pero que, sin embargo, mantenían una fuerte unidad respecto de otros, como ser en la colaboración para asesinar y ‘desaparecer’ a las personas. Los militares se unieron para reprimir: ¿No podremos, ahora, unirnos nosotros para trabajar juntos en el turismo patagónico y darle trabajo a los dos pueblos?”.

Hoy, en Punta Arenas o Puerto Natales (Chile), tanto como en Los antiguos o Río Turbio (Argentina), observando las dificultades aduaneras y la falta de proyectos profundos en común, puede preguntarse: ¿Esto es la paz? La paz es un comienzo y muchos temas, por aquí, todavía están esperando ser iniciados.

Creemos que la paz y la guerra son opuestas. Blanco y negro. Luz y sombra.

Pero no debe ser tan simple. Porque de la paz a la guerra se pasa, primero, por una serie de fracasos y degradaciones.

Y lo que sí puede afirmarse es lo siguiente: la guerra fracasó, pero la verdadera paz recién está empezando y hay que ayudarla a nacer

Fuente: Luis Fronteras


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